del Tranque Sloman
El Tranque Sloman es un patrimonio histórico industrial significativo y trascedente en la historia productiva del norte del país. Sus implicancias tecnológicas y logísticas son un hito para Tocopilla y para la región de Antofagasta. En este contexto -como lo plantea Galaz, historiador tocopillano, este patrimonio lo recibimos como herencia cultural y le atribuimos -como comunidad- valor por su connotación histórica, creando una significación social que une y proyecta la memoria colectiva, la identidad local, concibiendo una conexión con el sujeto que lo habita en un presente. Él propone, catastrar y conocer -el patrimonio- para identificarlo, así recordarlo y protegerlo para difundirlo. Sí la cadena de pasos se rompe no se logra el objetivo de generar valor. Es fundamental que los habitantes conozcan los lugares que transitan, en la praxis –al ser recorridos- olvidados por la falta de documentación para conocerlos e identificarlos (Galaz, 2011).
Reflexiono ante la edificación de Henrry Sloman Barens, desde su génesis, al pensar y proyectar la construcción del tranque -ubicación y estructura- aparte del financiamiento y especialistas, debió demandar la participación y el oficio de aquellos denominados por los historiadores enganchados u obreros -nacionales, extranjeros, migrantes- todos dispuestos a trabajar bajo condiciones extremas (Miranda S. G., 2006). Los doscientos hombres mencionados -en las historias- para esta hazaña fueron en su mayoría parte de los oficios iniciales de la estructura en general. El murallón de la represa se erigió en un lugar específico de la cuenca hidrográfica, según lo enseñado por Miguel Palape, –residente quillagüino- se necesitó para ello el canteo de las piedras, instalación de tiros, cargas, traslados, descargas entre otras tareas, todo realizado desde la fuerza bruta de cada trabajador.
La bibliografía consultada y los registros fotográficos localizados de los oficios menores -de esta faena- son escasos en comparación a la información de los inversionistas emprendedores ligados a la explotación del nitrato. Según un estudio publicado por el Instituto de Historia de la PUCV (González, Lufin, & Galeno, 2019), en el transcurso de la década de 1910 las oficinas salitreras alemanas del Cantón El Toco contaron con un personal predominantemente de coterráneos alemanes, en las estructuras técnicas como administrativas superiores, dista del registro del laburo obrero, no se puede precisar los nombres de los trabajadores de faenas menores (Capaldo, Damm, & Odone, 2010). Se les consideraba en números generales, cuantificados en totalidad por faenas, por procedencia, por grupos de familias, carecen de la identificación personalizada. Esta interpretación cronológica de la historia soslaya la participación del obrero.
Indago sobre el ser pampino, en el rol u oficio de empleado /obrero. ¿Cuál sería el arquetipo? ¿Podremos validarlo al reconocerlo como individuo activo? ¿Podemos develarlo y resituarlo en las historias?
Mediante la obra busco reinterpretar la participación del obrero resinificándolo mediante archivos históricos (fotografías, documentos, cartas), configurando un antecedente de su existencia, de su labor como eslabón primordial en la construcción de este hito industrial. Este patrimonio yace por su participación activa y efectiva, son la falange que permite hacer del material –roca bruta- un cimiento concreto de -piedras canteadas- desafiados constantemente por las condiciones climáticas –trabajo en la intemperie- y herramientas de la época –involucra mayor esfuerzo físico bruto-. Configuro una serie de imágenes para evocar la presencia activa desde una mirada pluriétnica y plurinacional para resituarlo como testimonio y otorgarle valor, en el mismo hito patrimonial.